Diferencias en los pies infantiles
Hasta hace poco se pensaba que los pies de los niños no presentaban diferencias significativas según el sexo. Es más, que era simplemente proporcional al tamaño del pie de los adultos y a partir de allí se construían las plantillas para la confección del calzado, ¿por qué hemos cambiado?
Hoy día se sabe, gracias a investigaciones realizadas en una muestra de población infantil española entre 6 y 12 años, que el pie varía según el género (o sexo) y que además morfológicamente difiere notablemente del adulto. Estos resultados son importantes porque en consecuencia cambiará el enfoque de la confección del calzado y en consecuencia un conocimiento a la hora de tener que elegir el calzado por los niños.
Tras un seguimiento de la muestra, se detectó que realmente la morfología comienza a cambiar entre los 8 y 10 años. Antes de esta edad, el género no discrimina.
Los fabricantes de zapatos deben desechar la escala lineal que aplicaban entre el calzado del adulto y el infantil, porque no es verdad que el pie del niño sea uno adulto en pequeño. También, la fabricación de zapatos debe considerar las características existentes de acuerdo al género. La concepción que se tenía hasta hace poco de que aparentemente eran homogéneos, hoy por hoy se ha descartado.
El zapato requiere ser elaborado respondiendo a la morfología del pie del niño y también merece especial atención durante todo su crecimiento. No sólo hay diferencias entre la mujer y el hombre, ahora sabemos que también las hay en la edad infantil. Un zapato que no se ajuste a estas características pueden ocasionar lesiones y deformaciones con consecuencias para toda la vida de la persona. En conclusión, la confección del calzado debe responder a las características tanto del género como de la edad del usuario.